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BOLIVIA EN EL ÍNDICE DE LIBERTAD ECONÓMICA

El índice de libertad económica es publicado por el Fraser Institute. Este índice evalúa cuán libre es un país para producir, intercambiar bienes, emplear recursos, invertir y seleccionar estilos de vida sin interferencias excesivas del Estado. La metodología utiliza más de 40 indicadores agrupados en cinco grandes dimensiones: tamaño del gobierno, derechos de propiedad y sistema legal, estabilidad monetaria, libertad de comercio internacional y regulación de negocios/mercado laboral/mercado financiero. Los puntajes oscilan entre 0 (menos libre) y 10 (más libre).

La edición 2025 del índice hace referencia al desempeño de los países en 2023, dada la necesidad de tener datos consistentes y comparables a nivel global.

  1. Lideres mundiales

A nivel global, la edición 2025 del índice de libertad económica (basado en datos de 2023) sigue mostrando una fuerte concentración de liderazgo en economías de alto ingreso y fuerte institucionalidad. El ranking es encabezado por Hong Kong SAR (8,55), Singapur (8,50) y Nueva Zelanda (8,33), seguidos de cerca por Suiza, Estados Unidos e Irlanda, todos con puntajes superiores a 8.00.

Figura N°1: Ranking mundial de libertad económica – Top 10 países, 2023

Fuente: Economic Freedom of the World 2025, Fraser Institute
Elaboración: Observatorio Económico (OEC
)

Estos países sobresalen por mantener un equilibrio entre políticas abiertas al mercado y marcos institucionales robustos, con baja intervención estatal, respeto al derecho de propiedad, regulaciones eficientes y apertura comercial.

Algunos factores en común entre lideres:

  • Gobiernos livianos, que no interfieren excesivamente en la producción, el crédito ni los negocios.
  • Protección jurídica sólida, que asegura contratos y propiedad.
  • Comercio exterior sin trabas, que permite eficiencia y acceso a mercados.
  • Estabilidad macroeconómica, con inflación controlada y monedas confiables.

2. Libertad Económica en Sudamérica

La evolución de la libertad económica en Sudamérica durante las últimas dos décadas muestra un panorama heterogéneo, cíclico y profundamente influenciado por contextos políticos e institucionales. Como se observa en el Gráfico 2, países como Chile, Uruguay y Perú se han mantenido en los niveles más altos de la región, gracias a políticas orientadas al mercado, estabilidad macroeconómica y un marco institucional más sólido.

Figura N°2: Evolución del índice de libertad económica en Sudamérica, 2020 – 2023

Fuente: Economic Freedom of the World 2025, Fraser Institute
Elaboración: Observatorio Económico (OEC)

En un segundo grupo, Colombia, Brasil y Ecuador presentan valores medios con oscilaciones moderadas. Estos países han combinado avances en apertura económica con desafíos internos persistentes, como la rigidez regulatoria o la inestabilidad política.

En contraste, Argentina, Venezuela y Bolivia reflejan los desempeños más bajos o volátiles. Venezuela destaca por una caída prolongada, asociada a pérdida de institucionalidad y control estatal extremo. Argentina muestra ciclos marcados de avance y retroceso, mientras que Bolivia mantiene un nivel estable, pero bajo, sin mejoras estructurales claras.

La figura evidencia que, mientras algunos países consolidaron marcos favorables a la inversión y al crecimiento, otros no lograron romper con modelos intervencionistas. Esto explica las brechas regionales actuales en términos de competitividad, productividad y bienestar.


3. Evolución del índice de libertad económica de Bolivia

A lo largo de más de cinco décadas, la evolución de la libertad económica en Bolivia ha estado marcada por cambios estructurales, ciclos de crisis y transformaciones en el modelo económico. Como se observa en el Gráfico 3, el país partía en los años 70 con niveles moderadamente bajos, en torno a 5,0 puntos, que se deterioraron aún más hacia los años 80, coincidiendo con la etapa de crisis hiperinflacionaria, controles de precios y fuerte intervención estatal.

Figura N°3: Evolución del índice de libertad económica en Sudamérica, 2020 – 2023

Fuente: Economic Freedom of the World 2025, Fraser Institute
Elaboración: Observatorio Económico (OEC)

Con las reformas de estabilización y liberalización de los años 90, Bolivia registró su mayor salto histórico en el índice: de 4,09 en 1985 a 6,58 en 1995. Este avance estuvo vinculado a la adopción de políticas de mercado, apertura comercial, reforma del Estado y privatización de empresas públicas.

Sin embargo, a partir del año 2006, con la instalación de un nuevo modelo económico de fuerte presencia estatal, el índice muestra una tendencia de estancamiento y ligera caída. Desde entonces, Bolivia ha mantenido su puntaje en una banda estrecha entre 5,9 y 6,2, sin mejoras estructurales relevantes. En 2023, el país registra un valor de 6,05, ligeramente por debajo del valor alcanzado en el año 2000.

Este comportamiento revela una incapacidad para avanzar hacia una institucionalidad económica más sólida, con mejoras sostenidas en aspectos clave como seguridad jurídica, eficiencia regulatoria o competencia de mercados. A pesar de no estar entre los países con peores puntajes, Bolivia tampoco logra acercarse a los líderes regionales, manteniéndose en un bloque intermedio con tendencia a rezagarse si no se emprenden reformas estructurales.


4. Factores que explican las posiciones en el índice de libertad económica

El lugar que ocupan los países en el índice de libertad económica no es producto del azar ni de coyunturas puntuales. Detrás de cada trayectoria ascendente o descendente hay factores estructurales e institucionales que configuran el entorno económico en el largo plazo. Entre ellos destacan la calidad del sistema legal, el grado de intervención del Estado, la estabilidad monetaria y la apertura comercial.

Los países que lideran el ranking, como Suiza, Nueva Zelanda o Dinamarca, se caracterizan por tener sistemas judiciales independientes, protección sólida de la propiedad privada y cumplimiento confiable de contratos. Este entorno institucional favorece la inversión, el emprendimiento y la generación de empleo formal. En contraste, los países con marcos jurídicos débiles o impredecibles suelen generar incertidumbre, lo que frena la actividad económica.

Otro elemento clave es el rol del Estado en la economía. Una participación estatal excesiva, mediante subsidios, empresas públicas o regulaciones rígidas, tiende a reducir la eficiencia de los mercados. Los países mejor calificados han logrado construir Estados más livianos y eficientes, mientras que otros mantienen estructuras costosas, burocráticas o intervencionistas que limitan el dinamismo productivo.

La estabilidad monetaria también es fundamental. Economías con inflación baja, acceso a divisas y reglas claras en política fiscal y cambiaria suelen obtener mejores resultados. En los últimos años, varios países de la región han sufrido deterioros en este aspecto, lo que ha afectado sus posiciones en el ranking.

Finalmente, la libertad de comercio y la facilidad para hacer negocios son dimensiones decisivas. Países con barreras comerciales, trabas administrativas o restricciones cambiarias suelen tener menor integración al mercado global, menor diversificación productiva y baja productividad.

En conjunto, estos factores explican por qué Bolivia mantiene una posición intermedia baja. Si bien ha logrado cierta estabilidad macroeconómica, persisten limitaciones importantes en institucionalidad, regulación, apertura y eficiencia del Estado. Esto impide que el país mejore su posición, incluso en contextos de crecimiento o bonanza externa.

5. ¿Qué debe mejorar Bolivia para recuperar posiciones?

Para mejorar su posición en el índice de libertad económica, Bolivia debe abordar reformas estructurales que fortalezcan su institucionalidad y reduzcan las barreras al desarrollo productivo. Uno de los puntos más críticos es el sistema legal, especialmente en lo que respecta a la seguridad jurídica y la protección de la propiedad privada. Sin avances en esta área, el país continuará generando incertidumbre para la inversión.

Además, es necesario simplificar las regulaciones que afectan a empresas y trabajadores. La formalización sigue siendo costosa y burocrática, lo que perpetúa altos niveles de informalidad y baja productividad. También se requiere una mejor gestión del gasto público, enfocada en eficiencia y transparencia, reduciendo el peso del Estado donde no aporta valor.

En el ámbito externo, Bolivia tiene margen para mejorar su inserción comercial, ampliando acuerdos y facilitando exportaciones. Finalmente, debe preservar la estabilidad monetaria, especialmente frente a las recientes presiones cambiarias, para evitar retrocesos en los próximos informes. Recuperar posiciones en el ranking no es un fin en sí mismo, pero sí un reflejo de un entorno más confiable, dinámico y favorable al crecimiento económico.

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