Según datos de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Cochabamba (ICAM), el contrabando en el país genera una pérdida de 2.300 millones de dólares al año.

La cifra representa la pérdida de 400.000 fuentes de empleo formales.

El presidente de la ICAM, Ramón Daza, indicó que el producto de contrabando que más ingresa al país son los alimentos, que genera al país una pérdida de 400 millones de dólares. 

Daza detalló que el 25 por ciento de la leche que se consume en el país es de contrabando, lo que pone en peligro la producción lechera local.

“Esto genera un deterioro para la economía de las más de 7 mil familias del rubro”, dijo.

A eso se suma que el contrabando de cerveza creció en los últimos tres años en 39 por ciento, lo que representa una pérdida de 118 millones de dólares, que el Estado pierde en impuestos.

Según estimaciones del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), el daño por contrabando de medicamentos de 30 millones dólares.
En el rubro textil, la pérdida anual representa más de 80 millones de dólares. Sólo entre 2014 y 2018 más de 65 mil emprendimiento textiles y manufactureros cerraron por causa del contrabando en el país.

La ICAM estima que, sólo por el contrabando de ropa, el país pierde 352 millones de dólares.

Las cuantificaciones del Centro Boliviano de Estudios Económicos (Cebec) muestran que el mercado informal de televisores pantalla plana y celulares es de 576 millones de dólares al año.

Si no existiese contrabando en Bolivia, la economía podría crecer entre un 1 y 1,5 por ciento más, dice la institución.

“El contrabando es un virus tan perjudicial como la Covid-19. Llamamos a la conciencia de la población para que este mal pueda ser controlado. Consuman lo nuestro”, indicó Daza.