VETO A LAS EXPORTACIONES DE CARNE, SOYA Y SUS DERIVADOS
El pasado 05 de febrero, a través de conferencia de prensa, en ese entonces, el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca, indicó que: “El Gobierno determina no autorizar las exportaciones de carne de res hasta que se reduzca el precio de este alimento en el mercado interno”. Dicha determinación se realizó en virtud que, dentro del mercado interno se ha llegado a cotizar a Bs 21 el kilo vivo de res, cuando hace un año solo costaba Bs 12. Esto obviamente ha incrementado el precio de la carne de res, que se consume a diario en las familias bolivianas. A la fecha cuesta Bs 60 el kilo de carne de primera.
En ese sentido, indicó que, hasta que suceda esta regularización, no se van a emitir los certificados de abastecimiento interno a precio justo que es un documento soporte para proseguir las exportaciones
Es importante mencionar que, en 2024 se produjeron 348.113 toneladas de carne y se autorizó un cupo de 41.745 para exportar que equivale al 12% de la producción, lo cual demuestra y ratifica que, el mercado interno continúa siendo el principal consumidor de la carne producida en el país. Asimismo, desde la apertura del mercado de la China en el año 2019, los volúmenes de exportación como los ingresos percibidos por la misma fueron en tendencia creciente, alcanzando su pico justamente la gestión 2024, donde, con datos preliminares al mes de noviembre, se exportaron en total 43.439 toneladas por un valor de 174,49 millones de dólares.
Gráfico N°1: Exportación de Carne (en toneladas y millones de dólares)

Fuente: Instituto Nacional de Estadística
Elaboración: Observatorio Económico ICAM
*Noviembre 2024
De igual manera, es importante mencionar que, el sector ganadero aseguró que no son ellos los causantes del incremento, indicaron que el incremento se debía a la escasez de pasturas por la época de invierno y el incremento de precio de granos, que fueron afectados por la sequía. Producto de este freno a las exportaciones de carne, la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb) cuantificó que la suspensión de las exportaciones de carne de res dejará pérdidas diarias por 500.000,00 dólares, monto de divisa que el país dejará de percibir y acrecentará la crisis. Hasta el momento, son más de 22 días de no exportar carne, por lo que, las pérdidas ascienden a 11 millones de dólares.
Por otro lado, también existe una suspensión en las exportaciones de soya y derivados, puesto que, el Decreto Supremo 3920, de 2019, establece que cada gestión, a principios de enero; se debe liberar el equivalente a un 60% de la producción de soya del año anterior
El D.S. 3920, en su artículo 1 indica: “Se autoriza la exportación de grano de soya equivalente al sesenta por ciento (60%) de la producción nacional de la gestión anterior según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística–INE; previa verificación de suficiencia y abastecimiento en el mercado interno a precio justo”. Sin embargo, hasta la fecha, no existe la liberación ni la emisión de la autorización para exportar.
A la fecha, casi dos meses de 2025, no se exportó nada de soya ni de productos derivados de la soya. Entre enero y noviembre de 2023 Bolivia exportó 1.433,2 millones de dólares en productos derivados de la soya, mientras que en similar periodo de 2024 fueron 899,4 millones dólares, una reducción del 37%. En tanto, en grano de soya, de los 216,7 millones de dólares que se exportaron en los primeros 11 meses de 2023, en 2024 fueron apenas 78,6 millones, una caída del 63,7%.
Figura N°1: Exportaciones bolivianas de la industria manufacturera (millones de dólares)

Fuente y Elaboración: Instituto Boliviano de Comercio Exterior
Asimismo, los soyeros esperan recuperar este 2025 las ventas y acercarse a las cifras de 2023, cuando la soya generó divisas por más de 1.750 millones de dólares; gracias a la exportación de 3,2 millones de toneladas, consolidándose como “la reina de las exportaciones” en Bolivia. Para ello, adicionalmente a la liberación de las exportaciones, la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO) ha presentado un ambicioso plan para elevar la producción de soya en Bolivia de 5 a 12 millones de toneladas anuales para 2033, a través de cinco estrategias:
- Acceso a biotecnología: La adopción de semillas genéticamente mejoradas es clave para aumentar los rendimientos y reducir las pérdidas por plagas y eventos climáticos adversos. Bolivia mantiene restricciones sobre estas tecnologías, lo que afecta su competitividad frente a otros productores regionales.
- Mejora de infraestructura de exportación: Proyectos como el desarrollo de Puerto Busch buscan reducir costos logísticos y fortalecer la competitividad de la soya boliviana en mercados internacionales.
- Eliminación de restricciones a la exportación: La liberalización de la comercialización de granos permitiría a los productores acceder a mejores precios y ampliar sus mercados.
- Implementación del Plan Nacional de Fertilización: Impulsar el uso masivo de fertilizantes, como la urea, para mejorar la productividad del suelo y elevar los rendimientos.
- Apoyo a pequeños productores: Facilitar el acceso a créditos blandos y maquinaria agrícola para mejorar la rentabilidad y fomentar economías de escala.
En ese sentido, si se implementan las estrategias propuestas, se estima que, para 2033, la producción de soya podría triplicarse, generando 300.000 empleos y elevando el valor de las exportaciones a más de 3.200 millones de dólares anuales.
Finalmente, las políticas aplicadas hoy en día, tanto para la carne como para la soya y sus derivados, van en contraruta a lo que se debería buscar. Hoy en día se está buscando nuevos mercados para los productos bolivianos, con el fin de generar divisas frescas para el país, sin embargo, estas medidas, ponen en riesgo aquellos mercados anhelados que se logró aperturar y existe la posibilidad de perder dichos mercados, dado que, al incumplir los contratos de exportación, la recuperación del mercado es una tarea difícil.